La fitosanidad del sorgo es crucial para asegurar su productividad y calidad. Este cultivo enfrenta diversas amenazas que pueden comprometer su rendimiento, como plagas, enfermedades y malas hierbas. Una buena gestión fitosanitaria permite identificar, controlar y prevenir estos problemas de manera eficaz.
El sorgo es susceptible a varias enfermedades fúngicas, como la antracnosis y el tizón, que pueden reducir significativamente la producción si no se manejan adecuadamente. Además, insectos como el gusano cogollero y el pulgón amarillo representan amenazas importantes. Una estrategia fitosanitaria integral incluye monitoreo constante, uso de variedades resistentes y aplicación de tratamientos fitosanitarios específicos cuando es necesario.
El manejo de malas hierbas es otro aspecto esencial. Estas compiten con el sorgo por nutrientes, agua y luz, lo que puede disminuir los rendimientos. La fitosanidad del sorgo implica implementar técnicas de control, como la rotación de cultivos y el uso de herbicidas adecuados, para mantener las malas hierbas bajo control.
Además, la fitosanidad contribuye a la sostenibilidad del cultivo. Al reducir la necesidad de insumos químicos a través de prácticas preventivas y de manejo integrado, se minimiza el impacto ambiental y se promueve un sistema de producción más sostenible. Esto no solo protege el medioambiente, sino que también puede mejorar la rentabilidad del cultivo al reducir los costos de producción y aumentar los rendimientos.
La fitosanidad también tiene un impacto directo en la calidad del grano. Un cultivo sano produce granos de mejor calidad, con mayores niveles de nutrientes y menor presencia de micotoxinas. Esto es particularmente importante para la cadena de valor, ya que los granos de alta calidad son más valorados en el mercado y pueden obtener mejores precios.
Finalmente, mantener una buena fitosanidad ayuda a asegurar la seguridad alimentaria. Al maximizar el rendimiento y la calidad del cultivo, se contribuye a un suministro constante y suficiente de este cereal, que es fundamental en muchas regiones del mundo para la alimentación humana y animal.
Plagas del sorgo
5 de las plagas más importantes del cultivo del sorgo son:
Gusano cogollero (Spodoptera frugiperda)
Este lepidóptero, también conocido como “oruga militar”, es una plaga devastadora que afecta tanto a cultivos de sorgo como de maíz. Las larvas del gusano cogollero se alimentan vorazmente de las hojas y cogollos de las plantas, creando grandes agujeros que reducen la capacidad fotosintética y debilitan las plantas. En infestaciones severas, las larvas pueden llegar a consumir toda la planta, afectando el desarrollo y el rendimiento del cultivo. El manejo incluye monitoreo regular, uso de trampas de feromonas para detección temprana, y la aplicación de insecticidas específicos cuando las poblaciones alcanzan niveles críticos.
Pulgón amarillo (Melanaphis sacchari)
Este áfido es una plaga seria del sorgo, especialmente en climas cálidos y húmedos. Los pulgones amarillos se agrupan en grandes colonias y succionan la savia de las hojas y tallos, lo que causa amarillamiento, enrollamiento y debilitamiento de las plantas. Además, son vectores de virus que pueden transmitir enfermedades como el virus del enanismo amarillo del sorgo (SCSV). La excreta azucarada (mielada) que producen fomenta el crecimiento de hongos como la fumagina, que interfiere con la fotosíntesis. El manejo incluye la liberación de enemigos naturales como mariquitas y crisopas, así como el uso prudente de insecticidas sistémicos.
Mosquita de la flor (Contarinia sorghicola)
Esta pequeña mosquita afecta principalmente las flores de sorgo, donde las larvas se alimentan de los tejidos florales, impidiendo la formación de granos. Los daños se manifiestan en la reducción de la cantidad y calidad de los granos, lo que afecta directamente el rendimiento del cultivo. El control se basa en prácticas culturales como la siembra en fechas óptimas para evitar los picos de población de la mosquita, el uso de variedades resistentes, y la aplicación de insecticidas en los momentos críticos del desarrollo de la flor.
Gorgojo del grano (Sitophilus zeamais)
Este coleóptero es una plaga postcosecha que ataca el grano almacenado de sorgo. Los adultos perforan los granos y depositan sus huevos en el interior, donde las larvas se desarrollan y se alimentan del contenido del grano, reduciendo su calidad, peso y viabilidad. Las infestaciones pueden llevar a pérdidas económicas significativas. El manejo incluye prácticas de almacenamiento adecuadas, como mantener el grano seco y en contenedores sellados, el uso de tratamientos preventivos como la fumigación, y la implementación de técnicas de atmósfera controlada en los silos.
Chinche de la espiga (Calocoris angustatus)
Esta plaga ataca principalmente las espigas del sorgo. Los adultos y las ninfas succionan la savia de las espigas, lo que causa un mal llenado de los granos y, en casos severos, la deformación de las espigas. Los daños son visibles en la reducción del tamaño y calidad de los granos. Para controlar esta plaga, se recomiendan prácticas culturales como la rotación de cultivos, la eliminación de residuos de cosecha que pueden servir como refugio para la chinche, y la aplicación de insecticidas específicos en las fases críticas del desarrollo de las espigas.
Enfermedades del sorgo
5 de las enfermedades más importantes del cultivo del sorgo son:
Antracnosis (Colletotrichum graminicola)
Esta enfermedad es una de las más comunes y destructivas para el sorgo. El hongo Colletotrichum graminicola infecta hojas, tallos y panículas, causando manchas necróticas de color marrón a negro que pueden fusionarse y cubrir grandes áreas del tejido vegetal. En condiciones de alta humedad y temperaturas cálidas, el hongo puede desarrollarse rápidamente, provocando defoliación y muerte de las plantas. La fitosanidad del sorgo incluye el uso de variedades resistentes, prácticas de rotación de cultivos y aplicación de fungicidas para controlar esta enfermedad.
Tizón foliar (Exserohilum turcicum)
Causado por el hongo Exserohilum turcicum, el tizón foliar es otra enfermedad significativa del sorgo. Se caracteriza por la aparición de lesiones alargadas y de color marrón a gris en las hojas. Estas lesiones pueden fusionarse, causando la muerte de grandes áreas foliares, lo que reduce la capacidad fotosintética de la planta y, en consecuencia, su rendimiento. Para manejar el tizón foliar, es crucial utilizar variedades resistentes, aplicar fungicidas preventivos y seguir prácticas agronómicas adecuadas como la rotación de cultivos.
Moho de la panícula (Fusarium spp.)
El moho de la panícula es causado por varios hongos del género Fusarium, que infectan las flores y panículas del sorgo. Los síntomas incluyen una capa blanquecina o rosada de esporas en las panículas, que pueden conducir a la pudrición de los granos. Esta enfermedad se ve favorecida por condiciones de alta humedad y lluvias durante el periodo de floración. El manejo incluye el uso de variedades resistentes, evitar la siembra en fechas que coincidan con condiciones climáticas favorables para el hongo y la aplicación de fungicidas cuando sea necesario.
Mildiu velloso (Peronosclerospora sorghi)
El mildiu velloso, causado por Peronosclerospora sorghi, es una enfermedad que afecta principalmente las hojas, causando manchas cloróticas y una característica pelusa blanquecina en la parte inferior de las hojas. En infecciones severas, las plantas pueden mostrar enanismo y malformaciones en las espigas, lo que reduce significativamente el rendimiento. Para controlar el mildiu velloso se recomienda utilizar variedades resistentes, tratar las semillas con fungicidas antes de la siembra y eliminar restos de cultivos infectados para reducir la fuente de inóculo.
Podredumbre del tallo (Macrophomina phaseolina)
Esta enfermedad es especialmente problemática en condiciones de estrés hídrico y altas temperaturas. La podredumbre del tallo se manifiesta como lesiones oscuras y secas en el tallo, que pueden debilitar la planta y causar su colapso. El hongo puede sobrevivir en el suelo y restos de cultivos durante largos periodos, haciendo difícil su erradicación. El manejo incluye la rotación de cultivos, el uso de variedades resistentes y la gestión adecuada del riego para minimizar el estrés en las plantas.
Nota: Dependiendo del país los nombres comunes pueden cambiar.
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