Son muchos los factores que inciden en la determinación del precio de los productos agrícolas. Sin embargo, uno de los que tienen mayor impacto son los costos energéticos. Es innegable que todos los sistemas agrícolas actuales dependen por completo de la energía. Si esta se encarece es completamente seguro que los alimentos van a ver aumentados sus precios.
Es importante mencionar que la agricultura actual es impulsada mayoritariamente por combustibles fósiles. Petróleo, carbón y gas natural son el principal motor para la producción de alimentos. Las energías renovables aún tienen que abrirse camino en la agricultura, aunque poco a poco parece que comienzan a ganar terrero, sobre todo en países desarrollados.
El precio del petróleo
Todos conocemos la inestabilidad de los precios del petróleo. Al estar en función de cuestiones políticas un día el precio del barril puede caer a mínimos históricos para después rebasar los máximos históricos. Lo único que tenemos seguro es que si el petróleo dispara sus precios entonces producir alimentos va a resultar más costoso. El problema es que son los consumidores lo que terminan pagando el precio.
El detalle es que si los precios del barril de petróleo van a la baja uno esperaría que los alimentos fuesen más accesibles. Realmente el precio de los productos agrícolas disminuye pero lo hace lentamente, nada comparado con la explosividad con la que aumentan. Esto indica que debe de existir otro factor que está actuando además del precio de la energía.
Los acaparadores
Si los productos agrícolas pasaran directamente de los productores a los consumidores ambas partes serían beneficiadas. Los productores venderían a mayor precio y los consumidores comprarían a menor precio. Pero entre estos dos elementos están los intermediarios. Se trata del elemento de la cadena que suele tener más ganancias.
Cierta clase de intermediarios son necesarios. Esto porque productores y consumidores no suelen estar en los mismos lugares y alguien debe conectarlos. Pero hay otra clase de intermediarios que juegan un papel fundamentalmente negativo en los precios de los productos agrícolas. Se trata de los acaparadores, grandes intermediarios que disponen de los medios para almacenar productos agrícolas cuando los precios están bajos y venderlos cuando están altos.