Condiciones de cultivo para mango

Clima, suelo y agua para la producción del cultivo del mango

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La producción de mango es una actividad agrícola de gran relevancia económica y nutricional a nivel mundial, siendo un cultivo que requiere condiciones específicas de clima, suelo y agua para desarrollarse de manera óptima.

Los mangos prosperan en zonas donde las temperaturas cálidas se mantienen constantes, y donde el riesgo de heladas es prácticamente inexistente. El clima ideal para su cultivo es tropical o subtropical, con una estación seca bien definida que favorece la floración y la maduración de los frutos.

En cuanto al suelo, los mangos se adaptan a una amplia variedad, pero prefieren aquellos bien drenados, ricos en materia orgánica y con un pH que oscile entre 5.5 y 7.5. Este rango asegura una buena disponibilidad de nutrientes esenciales para su crecimiento. Por otro lado, aunque el mango es relativamente resistente a la sequía una vez establecido, requiere de un suministro de agua regular y adecuado durante las fases críticas de floración y fructificación para garantizar una producción óptima.

Varios países alrededor del mundo se destacan por reunir estas condiciones ideales para la producción de mango, liderando el mercado tanto en volumen como en calidad del fruto. Entre estos, India sobresale como el mayor productor de mango a nivel mundial, gracias a su amplio rango de climas subtropicales y suelos fértiles que permiten el cultivo de una gran variedad de mangos de alta calidad. Otro país notable es México, que gracias a su clima cálido y estaciones secas bien marcadas, se posiciona como uno de los principales exportadores de mango, especialmente hacia Estados Unidos.

Tailandia también es un jugador importante en el mercado internacional de mangos, con condiciones climáticas ideales que permiten la producción de mangos dulces y jugosos muy apreciados en el mercado asiático y europeo. Asimismo, países como Filipinas, Pakistán, Brasil y Egipto tienen regiones con las condiciones perfectas para la producción de mango, combinando climas adecuados, suelos ricos y una gestión eficiente del agua que respalda la producción a gran escala.

La producción de mango en estos países no solo satisface una demanda local e internacional creciente, sino que también contribuye significativamente a la economía agrícola, proporcionando empleo y generando ingresos para millones de familias. Además, la diversidad de variedades cultivadas en estas regiones enriquece el mercado con una amplia gama de sabores, texturas y usos culinarios, desde el consumo en fresco hasta su transformación en jugos, conservas y otros productos derivados.

¿Cuál es el clima más adecuado para producir mango?

El clima más adecuado para la producción de mango se caracteriza por tener temperaturas cálidas, una estación seca clara y una distribución adecuada de las lluvias a lo largo del año.

Los mangos requieren de un ambiente cálido, donde las temperaturas promedio oscilen entre 24-27°C. Esta condición de temperatura es crucial durante la floración y la fijación de los frutos, etapas en las que las bajas temperaturas pueden afectar negativamente el desarrollo del cultivo. Las heladas son uno de los mayores enemigos de la producción de mango, ya que pueden causar daños irreparables en las plantaciones, afectando tanto a los árboles jóvenes como a los ya establecidos.

Una característica distintiva del clima ideal para el cultivo de mango es la presencia de una estación seca pronunciada, la cual es esencial para inducir la floración. Un periodo de 3 a 4 meses con escasas precipitaciones favorece el desarrollo floral, mientras que un exceso de humedad durante este periodo puede inhibir la floración y aumentar el riesgo de enfermedades fúngicas. Por otro lado, la disponibilidad de agua es necesaria durante la etapa de crecimiento del fruto, momento en el cual las lluvias o el riego controlado son beneficiosos para asegurar el desarrollo óptimo del mango.

Además, la producción de mango se beneficia de una alta luminosidad, factor que contribuye significativamente a la fotosíntesis y al adecuado crecimiento de los árboles. Una buena exposición solar es vital para el desarrollo de frutos de calidad, con buen sabor y contenido nutricional. Por tanto, la selección de áreas con amplia exposición a la luz solar directa, sin sombra de otras plantaciones o estructuras, es fundamental para maximizar la productividad y calidad del cultivo.

¿Qué tipo de suelo requiere el cultivo del mango?

El tipo de suelo no solo influye en la salud general del árbol de mango, sino también en su capacidad para absorber agua y nutrientes, factores determinantes en la cantidad y calidad de la cosecha.

Para la producción de mango, los suelos ideales son aquellos bien drenados, capaces de retener suficiente humedad sin permanecer encharcados. Este equilibrio es vital, ya que el encharcamiento puede provocar la asfixia radicular y favorecer el desarrollo de enfermedades fúngicas. Los suelos arcillosos, aunque ricos en nutrientes, pueden presentar problemas de drenaje y por lo tanto, no son los más recomendados para la producción de mango sin una adecuada gestión del agua. Por otro lado, los suelos demasiado arenosos pueden requerir un manejo más intensivo del riego y la fertilización, debido a su baja capacidad de retención de agua y nutrientes.

El pH del suelo es otro factor importante para el cultivo del mango. Los suelos con un pH ligeramente ácido a neutro, es decir, en el rango de 5.5 a 7.5, son los más adecuados. Este rango de pH permite una óptima disponibilidad de los nutrientes esenciales para el árbol, como el nitrógeno, el fósforo y el potasio, así como los microelementos necesarios para el crecimiento y desarrollo del mango. Es importante realizar análisis periódicos del suelo para ajustar el pH y los niveles de nutrientes mediante la aplicación de enmiendas o fertilizantes según sea necesario.

Además de las características físicas y químicas del suelo, la profundidad también juega un papel crucial en la producción de mango. Los suelos profundos permiten un desarrollo extensivo del sistema radicular, lo cual es esencial para el soporte y la estabilidad del árbol, así como para la exploración efectiva del suelo en busca de agua y nutrientes. Un suelo con una profundidad mínima de 1 metro, sin capas compactadas o rocosas que impidan el crecimiento de las raíces, es considerado óptimo para el cultivo del mango.

¿Cuánta agua requiere el cultivo del mango?

Para garantizar una producción de mango exitosa, el manejo preciso del agua a lo largo de las distintas etapas de crecimiento del cultivo es fundamental. Durante los primeros 2 a 3 años tras la plantación, los árboles jóvenes necesitan un riego frecuente que varía entre 20 a 30 litros de agua por árbol, aplicado 2 a 3 veces por semana, dependiendo de las condiciones climáticas y la textura del suelo. Esta etapa crítica asegura un buen establecimiento de las raíces y un desarrollo saludable del árbol.

A medida que el árbol entra en la fase de floración y posterior cuajado del fruto, que suele coincidir con el inicio de la estación seca, la demanda de agua se intensifica. Es crucial mantener el suelo ligeramente húmedo sin saturarlo, aplicando aproximadamente 50 litros de agua por árbol cada 7 a 10 días. Este riego moderado es vital para favorecer una floración y fructificación óptimas, evitando el estrés hídrico que podría afectar negativamente la producción.

Con el inicio del desarrollo y maduración del fruto, las necesidades hídricas del árbol de mango se incrementan aún más. Durante este periodo, se recomienda aumentar la cantidad de agua a 60-100 litros por árbol, aplicada cada 10 a 15 días, en función de las condiciones ambientales. Este ajuste en el riego respalda el crecimiento adecuado del fruto, asegurando su tamaño y calidad hasta la cosecha. Sin embargo, es esencial evitar el exceso de riego que podría diluir el sabor del mango y promover enfermedades.

Tras la cosecha, el árbol de mango entra en un periodo de reposo, durante el cual las necesidades de agua disminuyen significativamente. Durante este tiempo, se debe reducir el riego a lo mínimo necesario para prevenir el estrés por sequía, lo cual podría variar de 30 a 50 litros de agua por árbol una vez al mes, ajustándose a las precipitaciones naturales y las condiciones del suelo.

Es importante destacar que el manejo eficiente del agua no solo depende de la cantidad aplicada, sino también del método de riego utilizado. Sistemas como el riego por goteo son ideales, ya que permiten una aplicación directa del agua a la zona radicular con mínimas pérdidas por evaporación. Adaptar las prácticas de riego a las condiciones específicas de cada zona, teniendo en cuenta el clima, la capacidad de retención de agua del suelo y el estado de desarrollo del cultivo, es esencial para maximizar la productividad y sostenibilidad de la producción de mango.

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