Una malla es una cubierta permeable, tanto al viento como al agua. El uso de mallas de plástico en la agricultura inició en los años 60’s del siglo pasado. Su principal aplicación fue proteger de las granizadas a diversos cultivos de frutales.
Con el tiempo las mallas se extendieron a otros cultivos, presentando diversas finalidades. Una de estas fue la protección contra plagas. Así mismo, también se extendió su uso para disminuir la radiación solar.
Usos
El uso de mallas sombra en la agricultura intensiva ha aumentado en los últimos años. Su uso ocurre especialmente en cultivos de alto valor comercial. El objetivo es proteger a las plantas de la radiación, los vientos, las lluvias, las granizadas y el polvo.
En ciertas zonas de producción la radiación solar que incide en los cultivos puede ser muy elevada. Con el uso de una malla sombra se disminuye la misma para aquellos cultivos que no requieren toda la radiación solar.
Las mallas sombra también son usadas para proteger plántulas en la propagación de especies mediante métodos vegetativos. Otro de sus grandes usos es como cortina para disminuir la velocidad de los vientos en zonas ventosas.
Colocación
En zonas muy calurosas y poco lluviosas la malla sombra se suele colocar como cubierta única de protección. Lo que se busca es disminuir la radiación solar al tiempo que se tiene una mayor ventilación en el cultivo.
Pero también se suele combinar el uso de malla sombra con plástico, generalmente en los invernaderos y macrotúneles. La malla puede colocarse por debajo o por encima del plástico, aunque esto puede afectar la vida útil del plástico.
En ambos casos se tiene una considerable disminución de la radiación solar, al tiempo que aumenta de forma importante la temperatura. Esta condición es adecuada en ciertas zonas para la temporada de invierno.
Características
El uso de mallas sombra puede reducir entre un 30 a 95 por ciento del total de la radiación solar en un lugar determinado. El color más utilizado es el negro, aunque también se usan colores blanco, verde, azul y rojo.
Los materiales más comunes para su fabricación son el polietileno y el polipropileno. En la actualidad se empiezan a emplear otros materiales como el poliéster. Su duración promedio es de tres a diez años, bajo condiciones normales de uso.
Pueden ser de dos tipos de filamentos. El primero es redondo con hilos de monofilamento y tejido plano. El segundo es de cintillas planas tipo raschel tejidas con cintas anudadas. Cada una tiene diferentes características, idóneas para diferentes usos.
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Este artículo fue escrito en colaboración con Aurelio Bastida Tapia, profesor investigador de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh).