Fitosanidad de cultivo para uva

Principales plagas y enfermedades del cultivo de la uva

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La fitosanidad de la uva es crucial para garantizar la salud y productividad de los viñedos, afectando directamente tanto la calidad como la cantidad de la producción. La gestión de la salud de las plantas en los viñedos implica protegerlas de enfermedades, plagas y malezas que pueden comprometer seriamente el desarrollo de los cultivos.

Entre las principales amenazas se encuentra el mildiú, una enfermedad provocada por hongos que en condiciones de humedad puede devastar rápidamente un viñedo. La prevención y control de este y otros patógenos a través de prácticas adecuadas de fitosanidad no solo ayuda a mantener la viabilidad económica de las explotaciones agrícolas, sino que también asegura que las uvas sean de alta calidad, un factor esencial para la producción de excelencia.

Además, la fitosanidad de la uva es esencial para cumplir con las regulaciones agrícolas y ambientales, que cada vez más exigen prácticas sostenibles y el uso reducido de pesticidas químicos. Esto implica un enfoque integrado que combina técnicas de manejo agronómico, uso de variedades resistentes y aplicación de tratamientos biológicos, lo cual no solo es beneficioso para el medioambiente, sino que también mejora la aceptación del producto final por parte de consumidores cada vez más conscientes de la procedencia y métodos de producción de los alimentos que consumen.

Plagas de la uva

5 de las plagas más importantes del cultivo de la uva son:

Polilla del racimo (Lobesia botrana)

Esta plaga es particularmente destructiva para los viñedos. Las larvas de la polilla del racimo penetran en los racimos de uvas y se alimentan de las bayas, lo que provoca la exposición del jugo y atrae a otras plagas e infecciones por hongos. La gestión de esta plaga incluye el uso de feromonas para confundir a los machos y evitar la reproducción, así como la aplicación de insecticidas en momentos claves del ciclo de vida de la polilla, especialmente antes de que las larvas entren a las bayas.

Ácaro rojo europeo (Panonychus ulmi)

Este ácaro afecta a las hojas de la vid, succionando su contenido y causando puntos de decoloración que pueden coalescer y llevar a una caída prematura de las hojas. El ácaro rojo también puede provocar un retraso en la maduración de las uvas. Su control efectivo se logra mediante la aplicación de acaricidas específicos y el fomento de ácaros depredadores nativos como parte de un manejo integrado de plagas.

Mosca de la fruta (Drosophila melanogaster)

Esta pequeña mosca se alimenta de la fruta dañada o madura. Las hembras ponen sus huevos en las grietas de las uvas, y las larvas que emergen se alimentan dentro de las bayas, causando su descomposición. El control de esta plaga se centra en la eliminación de frutas afectadas para reducir la población de moscas y en el uso de trampas con atrayentes alimenticios para capturar adultos.

Filoxera de la vid (Daktulosphaira vitifoliae)

Este insecto ataca las raíces de las vides, formando agallas que impiden que la planta absorba adecuadamente agua y nutrientes. Las vides afectadas muestran un crecimiento pobre y eventualmente pueden morir. La solución más eficaz para controlar la filoxera es el uso de portainjertos resistentes o tolerantes, una práctica que ha salvado a la industria vitivinícola de desastres agrícolas en el pasado.

Escarabajo japonés (Popillia japonica)

Los adultos de esta plaga se alimentan de las hojas, flores y frutos jóvenes de la vid, dejando a menudo solo los nervios de las hojas, lo que disminuye la capacidad de la planta para realizar la fotosíntesis. El manejo del escarabajo japonés incluye el uso de trampas para reducir la población de adultos y la aplicación de insecticidas, preferiblemente aquellos que tienen un impacto mínimo en los polinizadores y otros insectos beneficiosos.

Enfermedades de la uva

5 de las enfermedades más importantes del cultivo de la uva son:

Mildiú velloso (Plasmopara viticola)

Esta enfermedad fúngica afecta las hojas, brotes y frutos de la vid. Se caracteriza por manchas amarillas o aceitosas en el haz de las hojas y una capa blanca o vello en el envés, que son esporas del hongo. Afecta especialmente en climas húmedos y puede provocar la caída prematura de las hojas y la pérdida de racimos enteros si no se controla a tiempo. El control incluye el uso de fungicidas específicos para mildiú, aplicados desde la brotación hasta el final de la temporada de lluvias, así como prácticas agrícolas que mejoren la circulación del aire entre las vides.

Oídio o cenicilla (Erysiphe necator)

Visible como un polvo blanco sobre hojas, brotes y frutos, este hongo reduce la capacidad de la planta para realizar fotosíntesis, afecta el desarrollo de los racimos y puede deformar y reducir la calidad de las uvas. La susceptibilidad aumenta con la humedad y la temperatura moderada. El tratamiento efectivo contra el oídio incluye fungicidas como los triazoles y estrobilurinas, y es crucial mantener un programa de aplicación regular durante la temporada de crecimiento para prevenir su aparición y desarrollo.

Podredumbre gris (Botrytis cinerea)

Esta enfermedad es común en climas frescos y húmedos, especialmente cerca de la cosecha. Botrytis afecta las bayas causando una podredumbre blanda que puede comprometer rápidamente racimos enteros. El control se basa en mantener una buena ventilación en el dosel de la vid para reducir la humedad, así como en el uso estratégico de fungicidas que prevengan el desarrollo del hongo en periodos críticos.

Roya negra (Guignardia bidwellii)

Esta enfermedad causa manchas rojizas o negras en las hojas y lesiones en las bayas que pueden arruinar la apariencia y calidad de la fruta. La enfermedad se maneja mejor mediante la eliminación de hojas y frutas infectadas para reducir la propagación, así como con aplicaciones de fungicidas que contengan ingredientes activos efectivos contra la roya negra, aplicados en las primeras etapas de crecimiento de la vid.

Excoriosis o muerte descendente (Phomopsis viticola)

Esta enfermedad ataca principalmente los sarmientos de la vid, causando lesiones que se extienden y pueden provocar la muerte del brote. Las condiciones húmedas favorecen su desarrollo. La prevención y control incluyen la poda y eliminación de material infectado para reducir la fuente de inóculo en el viñedo, así como la aplicación de fungicidas protectores durante la brotación.

Nota: Dependiendo del país los nombres comunes pueden cambiar.

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