La fitosanidad del tomate es crucial para asegurar una producción exitosa y sostenible de este cultivo. Mantener las plantas sanas implica prevenir y controlar plagas y enfermedades que pueden mermar significativamente el rendimiento y la calidad de los tomates. Las enfermedades más comunes, como la fusariosis, el mildiu y la mancha bacteriana, pueden devastar campos enteros si no se manejan adecuadamente. El control fitosanitario incluye prácticas culturales, el uso de variedades resistentes y la aplicación de productos fitosanitarios específicos.
La prevención es una parte esencial de la fitosanidad del tomate. Esto incluye la rotación de cultivos para reducir la incidencia de enfermedades transmitidas por el suelo, el uso de semilla certificada libre de patógenos y la implementación de barreras físicas como mallas antiáfidos. Además, el monitoreo constante de los cultivos permite la detección temprana de problemas, lo que facilita intervenciones rápidas y eficaces.
El manejo integrado de plagas (MIP) es una estrategia clave en la fitosanidad del tomate. Combina métodos biológicos, culturales y químicos para controlar las plagas de manera sostenible. El uso de enemigos naturales, como insectos depredadores y parásitos, ayuda a mantener las poblaciones de plagas por debajo de niveles dañinos. Las prácticas culturales, como la eliminación de residuos de cultivo y el ajuste de fechas de siembra, también juegan un papel importante.
La fitosanidad del tomate no solo se centra en el control de plagas y enfermedades, sino también en la nutrición adecuada de las plantas. Las deficiencias de nutrientes pueden debilitar las plantas y hacerlas más susceptibles a infecciones. Por lo tanto, un programa de fertilización equilibrado es esencial para mantener la salud del cultivo.
El uso responsable de productos fitosanitarios es fundamental. Esto incluye la aplicación correcta de fungicidas, insecticidas y bactericidas, siguiendo las dosis y tiempos recomendados para evitar la resistencia de las plagas y reducir el impacto ambiental. Además, es importante optar por productos de bajo impacto tóxico siempre que sea posible.
Plagas del tomate
5 de las plagas más importantes del cultivo del tomate son:
Mosca blanca (Bemisia tabaci)
Esta plaga es una de las más dañinas para el tomate debido a su capacidad para transmitir virus fitopatógenos, como el virus del mosaico del tomate (TYLCV). La mosca blanca succiona la savia de las hojas, debilitando la planta y reduciendo su crecimiento. Además, su excreción de melaza puede favorecer la aparición de hongos como la fumagina, que afecta la fotosíntesis y la estética del fruto. El manejo integrado de plagas (MIP) es esencial para su control, combinando métodos biológicos, culturales y químicos.
Polilla del tomate (Tuta absoluta)
También conocida como polilla del tomate, esta plaga es altamente destructiva. Las larvas penetran en los frutos, tallos y hojas, creando galerías que dañan los tejidos y permiten la entrada de patógenos secundarios. Esto no solo reduce la producción sino que también disminuye la calidad del fruto, haciéndolo menos comercializable. Las trampas de feromonas y el control biológico mediante enemigos naturales, como parasitoides y depredadores, son estrategias efectivas para su manejo.
Trips (Frankliniella occidentalis)
Los trips causan daños directos al alimentarse de las células de las hojas y flores, provocando deformaciones y manchas plateadas. Además, son vectores de virus como el virus del bronceado del tomate (TSWV), que puede provocar serias pérdidas en el cultivo. El uso de mallas antiinsectos, el control biológico con ácaros depredadores y la aplicación de insecticidas específicos son medidas recomendadas para su control.
Pulgón (Myzus persicae)
El pulgón es una plaga común en el tomate que succiona la savia de las plantas, debilitándolas y excretando melaza, lo que favorece el desarrollo de fumagina. Los pulgones también son vectores de varios virus, como el virus del mosaico del pepino (CMV), que pueden afectar gravemente el cultivo. Las prácticas culturales como la eliminación de malas hierbas, el uso de plantas repelentes y el control biológico con depredadores naturales son estrategias efectivas para su manejo.
Araña roja (Tetranychus urticae)
Este ácaro se alimenta de la savia de las hojas, causando manchas cloróticas y debilitando la planta. En infestaciones severas, puede llevar a la desfoliación completa y a la reducción significativa del rendimiento del cultivo. El monitoreo constante y el uso de acaricidas específicos, junto con prácticas culturales como el riego adecuado y la eliminación de hojas infestadas, son esenciales para su control.
Enfermedades del tomate
5 de las enfermedades más importantes del cultivo del tomate son:
Fusariosis (Fusarium oxysporum f. sp. lycopersici)
Esta enfermedad, causada por un hongo del suelo, es una de las más devastadoras para el tomate. El hongo invade las raíces y los vasos conductores, bloqueando el flujo de agua y nutrientes. Las plantas infectadas muestran síntomas de marchitez, amarillamiento y necrosis en las hojas, comenzando desde la base y avanzando hacia arriba. La prevención incluye el uso de variedades resistentes, la rotación de cultivos y la desinfección del suelo.
Tizón tardío (Phytophthora infestans)
Este patógeno es responsable de la famosa enfermedad que causó la hambruna en Irlanda. Afecta tanto a las hojas como a los frutos, creando manchas acuosas que se vuelven necróticas. En condiciones húmedas, el tizón tardío se propaga rápidamente, causando la defoliación y la pérdida de frutos. El control se basa en el uso de fungicidas, el manejo adecuado del riego y la eliminación de restos vegetales infectados.
Virus del mosaico del tomate (TMV)
Este virus se transmite principalmente por contacto y puede sobrevivir en restos de plantas y herramientas. Los síntomas incluyen mosaicos de color verde claro y oscuro en las hojas, deformaciones y reducción en el tamaño de los frutos. La prevención se centra en el uso de semillas certificadas libres de virus, la desinfección de herramientas y el control de vectores como pulgones y trips.
Alternariosis (Alternaria solani)
Conocida también como tizón temprano, esta enfermedad fúngica causa manchas concéntricas en las hojas, tallos y frutos. Las manchas son oscuras y suelen estar rodeadas por un halo amarillo. Las plantas afectadas pueden sufrir defoliación prematura, lo que reduce significativamente el rendimiento. El manejo incluye el uso de fungicidas, la rotación de cultivos y la eliminación de hojas infectadas.
Antracnosis (Colletotrichum spp.)
Esta enfermedad afecta principalmente los frutos, creando manchas hundidas y necróticas que pueden abarcar gran parte de la superficie. Los frutos infectados se vuelven inadecuados para el consumo y la comercialización. El control se logra mediante la aplicación de fungicidas específicos, la rotación de cultivos y la recolección de frutos sanos y enfermos para evitar la propagación del hongo.
Nota: Dependiendo del país los nombres comunes pueden cambiar.
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