La frambuesa, conocida científicamente como Rubus idaeus, es una planta cuyo cultivo ha ganado popularidad debido a su alto valor nutricional y versatilidad en el mercado de alimentos saludables.
Sin embargo, para mantener la calidad y productividad de este cultivo, es esencial abordar eficientemente los desafíos fitosanitarios que enfrenta. La fitosanidad en el cultivo de frambuesas es de vital importancia, ya que afecta directamente la viabilidad económica de la producción.
Enfermedades como la podredumbre gris y plagas como el ácaro rojo pueden causar daños significativos, disminuyendo la calidad y cantidad de la cosecha. Por lo tanto, implementar estrategias de manejo integrado de plagas y enfermedades es crucial para proteger este cultivo, asegurando así la rentabilidad de los productores y la disponibilidad de frambuesas de alta calidad para los consumidores.
Plagas de la frambuesa
5 de las plagas más importantes del cultivo de la frambuesa son:
Gusano del fruto (Byturus tomentosus)
Este escarabajo ataca principalmente a las flores y frutos jóvenes. Las larvas se alimentan del interior de los frutos, lo que provoca su descomposición y la pérdida de su valor comercial.
Además, la presencia de larvas en los frutos hace que estos sean inaceptables para el consumo, lo que representa una pérdida económica significativa para los productores, especialmente porque afecta la calidad del producto final destinado al mercado fresco.
Ácaro rojo (Tetranychus urticae)
Este ácaro es uno de los más perjudiciales para el cultivo de la frambuesa. Se alimenta del contenido celular de las hojas, lo que provoca inicialmente pequeñas manchas blancas o amarillentas.
Con infestaciones severas, las hojas pueden tornarse completamente amarillas, secarse y caer, lo que reduce la capacidad fotosintética de la planta y, por ende, su productividad. Además, este ácaro puede transmitir virus de una planta a otra, incrementando su impacto negativo en el cultivo.
Polilla de la frambuesa (Lampronia corticella)
Esta polilla ataca específicamente a las yemas florales y los brotes jóvenes. Las larvas se alimentan de estas partes de la planta, lo que puede resultar en una reducción significativa de la floración y, por consiguiente, de la producción de frutos.
Los daños son más graves cuando la infestación ocurre al inicio del desarrollo del cultivo, ya que afecta directamente la capacidad productiva de la planta.
Drosófila de alas manchadas (Drosophila suzukii)
Este pequeño díptero es especialmente perjudicial para cultivos de frambuesas y otras frutas blandas. La hembra deposita sus huevos dentro de los frutos maduros, y las larvas que emergen se alimentan del interior del fruto, causando su rápida descomposición.
El daño no solo reduce la cantidad de frutos comercializables, sino que también puede facilitar la infección por hongos y bacterias, comprometiendo aún más la producción.
Escama de San José (Quadraspidiotus perniciosus)
Aunque es más conocido por su impacto en los árboles frutales, la escama de San José también puede afectar a las frambuesas. Estos pequeños insectos se fijan en las ramas, hojas y, en ocasiones, en los frutos, alimentándose de la savia de la planta.
Su alimentación produce debilitamiento general de la planta, pérdida de vigor y, en casos severos, la muerte de ramas o de toda la planta. Además, segregan una sustancia pegajosa que favorece el desarrollo de hongos saprófitos como la fumagina, lo que afecta la fotosíntesis y la apariencia del cultivo.
Enfermedades de la frambuesa
5 de las enfermedades más importantes del cultivo de la frambuesa son:
Podredumbre gris (Botrytis cinerea)
Esta enfermedad causada por un hongo es una de las más destructivas para el cultivo de frambuesas. Comúnmente conocida como podredumbre gris, afecta a los frutos en cualquier etapa de su desarrollo.
Se caracteriza por la aparición de un moho grisáceo en la superficie del fruto, lo que conduce a su pudrición. Las condiciones de alta humedad y temperaturas moderadas favorecen su desarrollo. Además de causar pérdidas directas en la cosecha, la enfermedad puede disminuir la calidad del fruto, reduciendo su valor de mercado.
Oídio (Podosphaera aphanis)
El oídio, causado por un hongo, afecta principalmente a las hojas, tallos y en ocasiones a los frutos de la frambuesa. Se manifiesta como un polvo blanco o gris en la superficie de las hojas, pudiendo provocar deformaciones, secado y caída prematura de las mismas.
La disminución del área foliar afecta la capacidad fotosintética de la planta, reduciendo su vigor y, por ende, la producción de frutos. El control adecuado de la humedad y la ventilación son clave para prevenir su aparición.
Roya o mancha naranja (Phragmidium rubi-idaei)
Esta enfermedad, provocada por un hongo, se presenta como pústulas de color naranja brillante en el envés de las hojas. A medida que avanza, puede cubrir grandes áreas foliares, reduciendo la capacidad fotosintética de la planta y debilitándola.
En casos severos, puede afectar la floración y el desarrollo de los frutos. La caída prematura de las hojas es un síntoma común, lo que además puede exponer los frutos a quemaduras solares y a una menor calidad en la cosecha.
Cáncer del tallo (Didymella applanata)
Este hongo causa lesiones oscuras y hundidas en los tallos de las plantas de frambuesa. A medida que la enfermedad avanza, estas lesiones se expanden, rodeando el tallo y causando su estrangulamiento y muerte.
El cáncer del tallo puede provocar la muerte de grandes secciones de la planta, afectando significativamente la producción. La gestión de los residuos de cultivo y la rotación de cultivos son prácticas importantes para controlar la propagación de esta enfermedad.
Antracnosis (Elsinoë veneta)
La antracnosis, causada por un hongo, ataca a las frambuesas provocando lesiones en los frutos, hojas, tallos y pecíolos. En los frutos, se manifiesta como manchas hundidas y de color oscuro, afectando su apariencia y calidad. En tallos y pecíolos, puede causar lesiones alargadas que debilitan la estructura de la planta.
El control de esta enfermedad requiere un manejo integrado que incluye la utilización de variedades resistentes, el manejo adecuado de la humedad y la aplicación de fungicidas.
Nota: Dependiendo del país los nombres comunes pueden cambiar.
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