El níquel es un micronutriente esencial para los cultivos, aunque su requerimiento es extremadamente bajo en comparación con otros elementos. Este nutriente desempeña un papel crucial en la actividad de la enzima ureasa, responsable de descomponer la urea en formas de nitrógeno asimilables para las plantas, y en procesos metabólicos relacionados con la germinación y el desarrollo. La deficiencia de níquel, aunque rara, puede manifestarse en ciertos cultivos y suelos específicos, especialmente aquellos con altos niveles de zinc o pH elevados. Para corregir estas deficiencias, existen fertilizantes químicos diseñados para suministrar níquel de manera eficiente.
El sulfato de níquel es el fertilizante más comúnmente utilizado para la aplicación de níquel en los cultivos. Este compuesto altamente soluble en agua proporciona níquel en una forma que las plantas pueden absorber fácilmente a través de las raíces o las hojas. Su versatilidad permite su aplicación tanto en fertirrigación como en pulverizaciones foliares, lo que lo hace ideal para responder rápidamente a deficiencias detectadas en análisis de tejido vegetal.
Los quelatos de níquel, aunque menos comunes en comparación con otros micronutrientes, son una opción eficaz en suelos con condiciones que limitan la disponibilidad de níquel, como un pH alcalino o altos niveles de competencia con otros metales. Los quelatos, como el EDTA-Ni, aseguran que el níquel permanezca disponible para la absorción por las plantas y son especialmente útiles en aplicaciones foliares debido a su estabilidad y rápida absorción.
El níquel metálico o en formas menos solubles, como óxidos o hidróxidos, no se utiliza comúnmente en la fertilización agrícola debido a su baja disponibilidad para las plantas. Sin embargo, en ciertos casos, los productos a base de níquel encapsulado pueden emplearse como fuentes de liberación lenta para aplicaciones específicas de largo plazo.
Además de los fertilizantes químicos, algunos fertilizantes compuestos pueden contener níquel en pequeñas cantidades como parte de una mezcla de micronutrientes. Estos productos son útiles para cultivos que requieren una suplementación integral de micronutrientes, aunque es fundamental verificar la concentración de níquel para asegurarse de que sea suficiente para corregir la deficiencia.
El tratamiento de semillas con níquel también es una práctica emergente en algunos cultivos, especialmente aquellos que dependen de la urea como fuente principal de nitrógeno. Este método asegura una distribución uniforme del micronutriente desde las primeras etapas de desarrollo de la planta.
Es crucial realizar un diagnóstico preciso antes de aplicar níquel, ya que las deficiencias de este micronutriente son raras y el exceso puede resultar en toxicidad para las plantas, especialmente en suelos con baja capacidad de intercambio catiónico. El monitoreo del suelo y el tejido vegetal es esencial para determinar la necesidad real de níquel y garantizar un manejo sostenible y eficiente del nutriente.