El mayor gasto agrícola es el que no se ve.

¿Cómo se pueden abaratar realmente los costos de la producción agrícola?

Se suele que decir que, antes que nada, la producción agrícola es un negocio. La opinión queda sesgada ante la enorme cantidad de superficie que se destina a la agricultura de subsistencia, aunque aplica totalmente para toda la agricultura comercial, a la que haré referencia en esta ocasión.

Creo que no hay agricultor que no se haya preguntado cómo bajar sus costos de producción. Pero también creo que pocos han encontrado una respuesta satisfactoria. En términos de negocios es una pregunta obligada de hacerse, pero el sector agrícola no permite una respuesta sencilla.

Empecemos con el costo de la tierra. Tener tierras propias es quizá, la mayor ventaja inicial que se puede tener en el agro, a tal grado que conozco agricultores que pueden sostener su negocio, en gran medida porque no pagan renta.

Pero quienes pagan renta… ¿Podrían pagar menos? Por supuesto, pero no es por aquí el camino. Me explico: Mover tu producción a una región distinta, donde el costo de la tierra sea mucho menor, puede parecer un movimiento adecuado en muchas ocasiones. Sin embargo, suele pasar que donde las tierras agrícolas son más baratas, también hay menos servicios de apoyos, o peor infraestructura, por lo que a la larga la decisión puede ser más costosa.

Por ejemplo, en las principales regiones agrícolas en México las rentas de tierras son altas, pero al encontrarte en zonas que se mueven en torno a ciertos cultivos, hay servicios especializados de todo tipo, infraestructura adecuada y todo lo necesario para producir sin contratiempos. Es decir, pagas más por la tierra, pero tienes todo lo necesario muy cerca.

Luego pasamos a la maquinaria y equipos. Sobre este apartado sabemos que, en términos económicos, es mejor rentar que poseer, porque muchas de estas cosas están paradas la mayor parte del año, acumulando polvo y perdiendo vida útil mientras tanto.

Pero también sabemos que muchos agricultores, cuando está dentro de sus posibilidades, optan por comprar, por la sencilla razón de que no siempre hay quien rente lo que se necesita, cuando se necesita. Yo mismo he visto agricultores con labores detenidas, porque el de la maquinaria no llegó en la fecha acordada.

Recuerdo a un agricultor de zarzamora, acá en Los Reyes, Michoacán, poniendo a varias cuadrillas a acolchar a mano unas cuantas hectáreas, porque el de la acolchadora nunca llegó, y ya tenía las plántulas en campo listas para el transplante. El acolchado estuvo lejos de quedar óptimamente instalado, pero había que transplantar a como diera lugar, porque de lo contrario hubiera sido un fuerte golpe a su bolsillo.

Y por supuesto. Hay que hablar de los insumos, que los englobaré como fertilizantes y agroquímicos. Este apartado suele ser el que más desborda las carteras de los agricultores. Que hay guerra, suben los precios; que se atoró un barco, suben los precios; que se toma una decisión política; suben los precios.

No sé qué opinen ustedes, pero la única forma viable de comprar insumos más baratos son las compras por volumen. Y para que un agricultor por sí solo compre mucho, lo más probable es que sea un gran agricultor. Los pequeños y medianos deben juntarse con otros agricultores para así juntar un buen volumen de compra. Esto, en la teoría es de lo más viable, pero he visto de primera mano que en la práctica no es tan sencillo, porque chocan intereses y surgen conflictos personales.

También sé de quienes han buscado la manera de comprar insumos “extrañamente” mucho más baratos, pero eso normalmente no suele terminar bien, porque el riesgo es muy alto.

¿Pagar menos de mano de obra? Ni pensarlo. La rotación aumenta y el costo de traer gente nueva suele ser más alto, por conceptos de tiempo invertido en capacitación.

¿Está perdida la batalla para bajar los costos de producción en la agricultura? Todo parece indicar que sí, pero no hay que irnos con la finta. Falta analizar la operación en sí misma. Porque ahí es dónde está el dinero, o más bien ahí es dónde se pierde el dinero.

Compras a destiempo, movimientos de maquinaria, equipos y personas que son innecesarios, gastos hormiga, no pagar por mantenimiento y después pagar más por reparación, labores culturales mal realizadas, etc. Todo esto lo vi de primera mano cuando fui asesor, y si duele verlo, seguramente duele más tener menos dinero en la cartera debido a ello. Pero es que a veces los agricultores no ven estas cuestiones, y no saben cuánto pierden (o cuánto dejan de ganar).

No sé hasta que punto sea posible abaratar los costos de la producción agrícola, pero lo que si sé es que se pierde mucho dinero en cuestiones de operación y logística.

Conocí un encargado de campo, que cada que faltaba algo agarraba la camioneta e iba al pueblo más cercano a comprarlo. Era un viaje de unos 30 minutos ida y vuelta, pero si faltaba un cople para una manguera, iba y lo traía, si faltaba gasolina, iba y la traía, si faltaba un pesticida, iba y lo traía. Le pregunté por qué no hacia una lista, previniendo posibles faltantes, para que no diera tantas vueltas; me respondió que entonces no podría “salirse tantito más del rancho”.

¿Por qué hago esta reflexión? Porque la oportunidad para todos los que venden al agro es más grande de lo que parece. Pero más allá de lanzar características técnicas, hay que apuntar al mayor dolor de cualquier agricultor: El dinero que trae o no trae en el bolsillo ―o en la cuenta de banco―. Y para ello hay que mostrarle, de una u otra manera, cuando dinero pierde o deja de ganar, porque aunque muchas cuestiones nos parecen lógicas, el día a día de la operación hace que las fugas de dinero de invisibilicen.

Alguna vez hice el cálculo con un agricultor que asesoraba en berries. Por cada 10 minutos que su regador dejaba prendida de más la bomba de riego, perdía, debido a su superficie y a los insumos que utilizaba en fertirriego, unos $7,000 pesos, más los problemas ligados a sobrefertilizar, que también suelen ser invisibles. El agricultor se sorprendió con la cifra, porque jamás pensó que ahí hubiera una fuga de dinero.

El enorme graaan reto radica en mostrarles, con números, cuanto pierden o dejan de ganar por acciones que a primera vista no parecen relevantes. Porque un agricultor entiende a la primera si le hablas en términos de dinero, pero sino sienten el dolor, entonces no toman acción.

Entonces, más que abaratar los costos de producción, que no hay mucho para dónde hacerse, hay que mejorar la eficiencia de la producción. Y bueno, no apoyo la idea de restringir los tiempos para que la gente vaya al baño y cuestiones similares, porque hay otras cuestiones que tienen más peso en el bolsillo.

Por cierto, por norma general, según mi experiencia, si un agricultor está en su campo, todo es más eficiente (se gasta menos para lograr más). Pero si no suele estar en su campo, curiosamente los costos se elevan.

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