La soledad oculta del agro... Que todos vemos.

¿Estamos más solos en el agro de lo que la mayoría realmente pensamos?

Ahora que he estado publicando noticias diariamente en todas las redes sociales (puedes verlas aquí), me empiezo a percatar de una situación que me parece triste: Los agricultores de un determinado cultivo están solos cuando afrontan un problema grave.

Así, de forma muy reciente, los tomateros del norte de México han quedado a su suerte, teniendo que tirar su producto y clamando por una ayuda que nunca llega. Los trigueros de Baja California andan por las mismas. Por mencionar solo algunos ejemplos de algo que es bastante cotidiano en el agro: Pedir ayuda y que nadie llegue.

Obviamente esto no es de ahora, porque ha ocurrido siempre. De hecho, un tema tabú en Latinoamérica es la tasa tan alta de suicidios que se da entre agricultores, en parte por la presión del negocio, pero en parte por la soledad del trabajo. No puedo mencionar algún dato para algún país de la región, porque no lo hay, y tampoco es el objetivo de esta reflexión. Pero, solo para terminar el comentario, en Estados Unidos y Europa si hay datos, y son alarmantes (si, porque esto también ocurre en el “primer” mundo).

Esto me ha llevado a pensar sobre si, en general todos no nos encontramos más solos en este sector, más de los que nosotros mismos creemos y más de lo que realmente nos gustaría admitir.

Y abro el espacio para la reflexión, porque he platicado con varios amigos y conocidos que, durante el último año se han quedado sin empleo (en el sector agro), y que me han dicho de forma explícita, o de quienes he leído entre líneas, que se sienten solos, abandonados e incluso excluidos. Algunos a un nivel muy leve, pero otros que si han resentido directamente en la pérdida de amistades y vida social.

Hay quien incluso me comentó que “quedarte sin trabajo en este sector durante mucho tiempo es peligroso, porque las conexiones son mayoritariamente laborales, ya que, aunque se construya confianza a nivel personal, muchas veces ex-clientes y ex-compañeros de trabajo dejan de dedicarte tiempo porque ya no les aportas nada”. Y bueno, esta persona puso en palabras algo que ya había visto tiempo atrás, pero a lo que no tenía idea de cómo expresar.

Esta “soledad oculta” puede ser el primer eslabón de un problema mayor que no estamos viendo, o que más bien hemos visto siempre, por lo cual lo tenemos tan normalizado, que simplemente lo tomamos como un hecho.

A ver, que no es un problema exclusivo de este sector, porque he platicado con gente de otras industrias, y hay una especie de patrón que se repite. Pero sin duda, en el agro lo he visto mucho más marcado.

¿A qué se debe esta posible soledad, si el agro parece ser un sector de mucho apoyo y compañerismo entre quienes trabajamos en él? ¿No será que en las buenas estamos siempre presentes y todos muy unidos, pero en las malas simplemente no aparece nadie? Esto, que puede sonar muy fuerte, es algo que deriva de ver una y otra vez como los agricultores se mueren solos en la raya (apoyos gubernamentales sabemos que les llegan a cuenta gotas y a destiempo; y tampoco es que yo tenga la respuesta a cómo puede apoyar cada uno desde su trinchera).

Pero si creo que existe la narrativa, muy extendida por cierto, de que “el agro es una gran familia”, pero en el día a día más bien se muestra la cultura de que “cada quien con su lucha”.

Incluso me atrevo a decir que existe una cierta competencia disfrazada de comunidad. Porque sí, muchos actores comparten intereses, pero también compiten por los mismos mercados, apoyos, espacios e incluso visibilidad. Por lo tanto, si somos honestos, no siempre hay incentivos para ayudar al otro.

Ya en textos anteriores también he hablado sobre como la desgracia de unos puede ser el gran negocio de otros, y aplica tanta para países, como para regiones dentro de un país.

Entonces, algo no me cuadra, porque en el agro todo parece funcionar hasta que llega la crisis. Es entonces que nos percatamos de que no hay ninguna red de soporte que funcionen como colchón. No hay redes institucionales y las pocas redes gremiales que hay no se dan abasto para cachar a todos lo que se caen. Y aplica para productores, sí, pero también para empresas y profesionistas.

Y no estoy hablando aquí de que alguien más tienen la obligación de levantarte cuando te caes. No soy ajeno al hecho de que nuestro sistema social es capitalista (y sé que nadie aquí quisiera cambiar eso), y a que uno de sus fundamentos es la competencia encarnizada por sobrevivir. Sino que me refiero a construir redes de colaboración, solidaridad y apoyo, que al final de cuentas no es algo que este peleado con el negocio.

Hace no mucho hablé con un conocido cercano, al que le tengo mucha confianza, sobre armar una red de apoyo para profesionistas agrícolas. Y no solo en cuestión de quienes se quedan sin trabajo y necesitan reubicarse, sino incluso de un red para hablar de temas difíciles como desmotivación profesional, depresión laboral y otros problemas por el estilo.

Esta persona, sobre la que valoro mucho su opinión, me decía que no lo veía viable, porque en el agro somos muy orgullosos y soberbios, que difícilmente habría interesados, porque el agro también sigue luchando contra el machismo, y que hay una idea pasada de generación en generación de “chingarle y no andar lloriqueando”.

Por lo tanto, el tema no está fácil, y sé que no estoy viendo fantasmas donde nos los hay, porque en 15 años he platicado con muchas personas del sector, y hay indicios que me dicen que algo hay. Ni sé exactamente ni qué, ni creo que tenga el perfil para saber abordarlo, por lo que aquí dejo esta reflexión.

Por supuesto, hablar de salud mental, aislamiento y otras vulnerabilidades no está bien visto en el agro. Aquí no creo que alguien me pueda contradecir. Y tuve la oportunidad de que una psicóloga me instruyera al respecto y me presentara el concepto de la “soledad doble”: La de vivir una crisis, y la de sentir que no puedes hablar de ella con nadie, al menos no sin que sientas que signifique debilidad.

De hecho, siento que entre agricultores hay una especie de “código de honor”, por lo que pedir ayuda o admitir sentirse solo puede ser percibido como un problema, e incluso recibir críticas. Tengo un caso muy reciente, de un agricultor que necesitó ayuda mental, y los comentarios de otros agricultores y técnicos no eran nada de presumir aquí; las burlas eran de un nivel mayor, y eso me dio mucha tristeza, porque cualquiera podemos necesitar ayuda en cualquier momento.

Frente a esta realidad hago un llamado, primero a ser más humanos, y a comportarnos como tal. Y después, a entender que no somos los malos de cuento. Soy el primero que echa “carrilla” y por lo mismo puedo decir que muchas veces no sabemos por lo que el otro está pasando, porque sí, todos y cada uno están luchando su propia batalla, y eso casi nunca es visible.

¿Qué opinas? Me gustaría leerte, si es que acaso crees que he exagerado un poco con esta reflexión, o si por el contrario, tú también has visto indicios de que hay un problema mayor de fondo.

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@olmoaxayacatl

México negocia con Estados Unidos para evitar cuota del 20.91 % al tomate; buscan acuerdo antes del 15 de julio y mantener exportaciones.

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