
Hace un par de meses José Graziano da Silva, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), estuvo en México. Durante su visita comentó que «los países que son centro de origen, como es el caso de México en maíz, no deben sembrar transgénicos».
El desperdicio de alimentos
José Graziano dijo que no necesitamos transgénicos para combatir el hambre en el mundo. Además recomendó trabajar en la reducción del desperdicio de alimentos. Desde mi punto de vista está claro que no podemos quedarnos con los brazos cruzados cuando un tercio de los alimentos producidos en el mundo se desperdician.
Según las cifras actuales, si esa cantidad de alimentos no se desperdiciara, se podría alimentar a todo el mundo. Sin embargo, hay algunas cuestiones que se deben considerar en este tema. La primera de ellas es que no existen sistemas perfectos, mucho menos cuando se trata de sistemas agrícolas.
Es decir, siempre tendremos alguna pérdida. Considerar que podemos llegar reducir el desperdicio a cero es una utopía. Y en caso de ser posible los costos económicos podrían elevarse. Eso sin considerar la cuestión de la ubicación geográfica.
Generalmente en los países desarrollados y en vías de desarrollo es donde más alimentos se desperdician. La parte contraria está en los países subdesarrollados, donde lo que hace falta es comida. La pregunta es, ¿cómo transportas rápidamente y a bajo costos la comida que sobra en los primeros hacia los segundos?
La diversificación de la dieta
José Graziano también comentó que es importante diversificar la dieta de los habitantes del mundo. Sobre todo considerando que actualmente la base de la alimentación se concentra en un 80 por ciento en cuatro productos: maíz, arroz, trigo y papa.
Considero que esto es algo que si se pudiera hacer de forma fácil ya se hubiera hecho. Digo, no creo que haya personas que coman siempre lo mismo por puro gusto. Se trata de una necesidad, derivada de la poca diversificación de cultivos en muchas partes del mundo.
Diversificar requiere muchísimas cosas. Una de ellas es plantas adaptadas a zonas donde normalmente no crecerían. Para ello se ocupa de modificaciones genéticas, que bien podrían ser realizadas con métodos de selección tradicionales. Pero no creo que tengamos mucho tiempo.
Además, introducir nuevos cultivos en zonas siempre será arriesgado, por el desequilibrio ecológico que puede existir. Aún así no es imposible, y en caso de darse se requiere mucha infraestructura y nuevos canales de comercialización. Sin el apoyo de los gobiernos todo esto sería poco factible.
El impacto ambiental y humano
José Graziano comentó que por ahora no existe evidencia científica de que los organismos transgénicos causen problemas para la salud humana. Aún así se presenta cauteloso con este tema a futuro. Lo que sí cree que se perjudica desde ahora es el medioambiente y la biodiversidad.
Con el caso del medioambiente no me queda ninguna duda que los transgénicos podrían ser una fuente de contaminación. Sin embargo, y es importante resaltarlo, todo sistema agrícola representa una fuente de contaminación. Hay que aceptarlo: estamos modificando la naturaleza desde el inicio de la agricultura.
En lo que respecta a la biodiversidad, considero que con los transgénicos podría mejorarse la misma. Actualmente existen muchas zonas monocultivo en el mundo, con los problemas derivados de ello. Es así porque en dichas zonas no pueden plantar cualquier cosa, porque simplemente no se da.
Si se usan transgénicos para desarrollar variedades que se adapten a las condiciones de dichas zonas, entonces de aumentaría la biodiversidad. Claro que los cultivos nativos podrían estar en peligro, pero creo que con dinero público podrían salvarse fácilmente todos. Tanto haciendo zonas restringidas como campos de investigación.
En conclusión
El tema de los transgénicos siempre será complejo. Pero, ¿acaso la agricultura en sí misma no la es? Soy de la opinión de que los transgénicos, no solo deben plantarse, sino que también deben priorizarse, dada la situación alimentaria actual.
Por supuesto que sus regulaciones deberían ser estrictas en todos lados. También debería brindarse toda la información sobre su desarrollo. Pero esto es lo mínimo que debería solicitarse para todo sistema de producción agrícola.
Ahora bien, limitar la siembra de transgénicos en centros de origen solo condenaría a los productores de dichas zonas a la pobreza. Si existiera un sobreprecio para quienes trabajen los cultivos nativos entonces sería redituable. ¿Acaso no son valiosos los cultivos nativos? El problema es que comercialmente valen muy poco.
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