
Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) está desarrollando un fertilizante orgánico a partir del nejayote, que es el residuo líquido del proceso de nixtamalización, a través del cual el maíz se cuece con agua y cal vida para suavizar la semilla, permitiendo así la obtención de masa para tortillas.
Este residuo se suele verter al drenaje, representando un problema de contaminación ambiental, dado que se suele generar en grandes volúmenes, además de que, debido a su alto nivel de alcalinidad, con el tiempo corroe las tuberías, por lo que utilizarlo para generar un fertilizante es una excelente alternativa.
El proceso de elaboración del fertilizante implica la recolección del nejayote, el cual se mezcla con estiércol de ganado, para obtener un compostaje aeróbico, y así reducir su alcalinidad, pasando su pH de 10.5-11 a 6-7. El fertilizante resultante tiene nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, hierro y boro.
El objetivo principal de este desarrollo es la circularidad del producto, para cerrar el ciclo de nutrientes. Esta investigación es liderada por Martha Elena Domínguez Hernández, del Departamento de Ciencias Agrícolas de la Facultad de Estudios Superiores de Cuautitlán, con la colaboración de especialistas del IPN, UAQ e ITESM.
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