El pepino es uno de los cultivos preferidos para cultivarse en invernadero dado su elevada rentabilidad. Esta es una especie de origen tropical que requiere elevadas temperaturas para su desarrollo así como elevada humedad relativa, a pesar de lo cual también se adapta a climas templados.
Dentro del ciclo de desarrollo del pepino distinguiremos tres etapas principales: germinación, formación de planta y desarrollo del fruto; durante cada una de estas etapas la temperatura requerida es distinta, aunque para el caso de este cultivo no se requiere variación entre las temperaturas diurnas y nocturnas.
Para la germinación se requieren 27 ºC, para la formación de planta 21 ºC y para el desarrollo del fruto 19 ºC; estos valores son los óptimos requeridos por lo que un par de grados más o menos no afectan significativamente la producción. Hay que tener presente que la máxima temperatura que soporta el pepino son 40 ºC, a los cuales la planta detiene por completo su crecimiento.
Hablando de la temperatura mínima esta se ubica a los 14 ºC, temperatura a la cual también la planta detiene su crecimiento. La temperatura mínima letal a la cual el pepino muere irremediablemente es a 1 ºC, momento en que comienza una marchitez general donde la recuperación ya no es viable.
Respecto a la humedad relativa la planta del pepino es sensible a un bajo valor de esta, por lo que debe mantenerse entre el 60 y 70 por ciento, cuidando que tampoco se eleve demasiado porque el cultivo es muy atacado por enfermedades fungosas, las cuales se desarrollan con elevada humedad relativa.
A pesar de que el pepino es una planta de días cortos (requiere menos de 12 horas de iluminación al día) es aconsejable proporcionarle una alta incidencia de luz, pues esta estimula la fecundación de las flores; además soporta elevada intensidad solar sin ningún problema.
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