
En México muchos programas de apoyos destinados al sector agrícola fracasan. Aunque las razones son variadas los problemas generales se pueden englobar fácilmente. La solución radica en establecer una correcta planeación, enfocada al campo y no a la política. Cuando se comprenda este fundamento los recursos invertidos darán resultados.
Temporalidad de los programas
Lamentablemente los temas electorales son los que dominan para determinar la temporalidad de un programa de apoyos al campo. Por tal motivo la entrega de recursos aumenta cuando las elecciones están cerca. Una vez pasadas estás se disminuye todo tipo de apoyos. Por no mencionar que la normalidad es que existan ciertos condicionamientos de coacción al voto.
La política también afecta seriamente a los programas de apoyos cuando se corta la continuidad de los partidos políticos en el poder. Sin duda estoy a favor de la alternancia de poderes. Pero suele ocurrir que cuando el partido en el gobierno ya no continúa el siguiente partido en el poder quiere eliminar sus programas y establecer unos que considere como propios.
No hace falta reflexionar mucho para comprender que los tiempos de la agricultura no coinciden en lo más mínimo con los tiempos de la política. Por tal motivo nunca me ha extrañado la cantidad tan alta de fracasos que se han tenido a lo largo de los años en México. Hace falta mucha visión por parte de los políticos para entender esto y a veces dudo que la tengan en algún momento.
La asesoría es indispensable
Un agricultor acostumbrado a un sistema de producción a cielo abierto tendrá pocas posibilidades de obtener una buena cosecha dentro de un invernadero. Aún y cuando se trate del mismo cultivo que ha trabajado siempre. La razón es que su mentalidad tiene que cambiar bastante porque cada tipo de sistema de producción tiene sus retos propios. Aquí entra el papel del asesor agrícola.
Otorgar apoyos al campo sin desarrollar una estrategia de asesoría tendrá como resultado previsible una elevada tasa de fracasos. Y lo peor aún, de fracasos totales, es decir, sin aprendizajes que permitan volver a intentarlo con mayor éxito. Esto suele implicar el abandono de los sistemas y tecnologías para las que se entregaron recursos.
Todo agricultor que disponga de un apoyo para tecnificación e innovación, o que implique un cambio de sistema de producción, debe contar con el respaldo de un asesor. Incluso el más mínimo detalle que se desconozca sobre el nuevo sistema puede llevar el proyecto a la quiebra. Cada conocimiento es fundamental y adquirirlo sin el apoyo de expertos a veces no es factible.
Análisis de la situación
Son demasiado los apoyos agrícolas que se entregan al campo sin tener un análisis de la situación general, del agricultor, de la zona, del cultivo, del clima, etc. Aun cuando se tengan las mejores intenciones, apoyos que no respeten los tiempos de la agricultura representarán un derroche de recursos.
Todo cultivo tiene sus tiempos definidos para cada una de las labores agrícolas que requiere. Las plantaciones se realizan con ciertas condiciones del mismo modo que las cosechas tienen claras ventanas de comercialización. Cada zona de producción tiene sus retos a superar, como pueden ser clima, suelo, agua, plagas, enfermedades, etc.
¿Cómo sabemos cuál es el impacto real de un programa de apoyos? Rara vez se presentan cifras coherentes con la realidad que se observa en campo. Lo que necesitamos son métricas que fundamenten la viabilidad y el impacto de los programas de apoyos al campo.
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