
Recientemente legisladores estadounidenses denunciaron que el decreto del gobierno mexicano para eliminar el uso de semillas transgénicas en cultivos para consumo humano no está basado en la ciencia. Hay que recordar que, según este decreto, no se otorgarán permisos para la liberación de semillas genéticamente modificadas.
En total fuero 76 los congresistas que enviaron una carta al gobierno estadounidense, solicitando garantías de que el gobierno mexicano acatará las disposiciones sobre biotecnología establecidas en el T-MEC. Con esto, continúa la presión para permitir el cultivo de organismos genéticamente modificados en territorio mexicano.
Además, el decreto en cuestión también establece la eliminación gradual hasta 2024 de las importaciones de maíz transgénico, y los congresistas expresaron que esta política causa incertidumbre en la cadena de suministro agrícola, por lo que exigen que se priorice la competitividad y se dé un trato justo a los agricultores estadounidenses.
Por supuesto estas presiones continuarán, ya que Estados Unidos es líder en desarrollo biotecnológico, contando ya con el 90% de su superficie de maíz, soya y algodón provenientes de semillas transgénicas, y siendo México su tercer socio comercial en temas agroalimentarios, solo por detrás de China y Canadá.
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