
Cuando hablamos de una paradoja nos referimos a un dicho o hecho que parece contrario a la lógica. Y respecto al tema del desperdicio de alimentos existen muchas paradojas. Aquí las 5 que me parecen más cruciales, y cuyo análisis es fundamental para hacer frente a este gran problema.
Primera paradoja
«Cuanto más rica es la sociedad mayor es el desperdicio.» La FAO estima que una tercera parte de los alimentos que se producen en el mundo terminan en la basura. Muchas de estas pérdidas se dan en las diversas fases de las postcosecha. Sin embargo, también mucha comida se tira en los hogares, en especial de aquellos países donde el nivel de ingresos es elevado y se pueden dar semejante lujo.
Segunda paradoja
«Cuanto mayor es la producción de alimentos mayor es el desperdicio.» Cuando se produce poco alimento cualquier pérdida resulta bastante notable. Pero cuando el alimento producido es mucho, entonces las pérdidas se desprecian porque no resultan importantes. La cuestión es que dichas pérdidas se van acumulando y con el tiempo sus dimensiones son inmensas.
Tercera paradoja
«Debido a la concentración de la producción y la distribución, las reducciones en las pérdidas no afectan los precios de los alimentos.» Es curioso que en los sistemas de producción de alimentos, cuando se minimizan las pérdidas, los precios de los mismos no disminuyan. Tiene poco sentido esto, dado que al minimizar pérdidas se aumenta la cantidad de producto que se puede vender, el cual costó lo mismo producir.
Cuarta paradoja
«Tres cuartas partes de la humanidad viven en países que no son capaces de producir los recursos que gastan.» Que el 75 % de los países del mundo no sean autosustentables implica un problema de dimensiones monumentales. Esto quiere decir que solo una cuarta parte de las naciones producen la mayoría de los alimentos del mundo. Y la pregunta es: ¿los recursos naturales soportarán esta presión?
Quinta paradoja
«Los mayores desperdicios de alimentos están en las áreas (países o regiones dentro de un país) donde hay mayor riqueza, volviendo caro o inviable el transporte de alimentos, hacia las zonas en donde está asentada la pobreza.» Distribuir los alimentos a los países desarrollados es fácil y económico, porque cuentan con la infraestructura necesaria, no así para los países pobres, donde todo se encarece, pero es donde se necesita.
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