
Durante mucho tiempo como humanidad hemos soñado con colonizar otros cuerpos celestes, pero a pesar de los avances tecnológicos que ocurran esto no será posible a menos que podamos cultivar alimentos en lugares tan inhóspitos para la vida como lo son la Luna y Marte, o de lo contrario no iremos a ningún lado.
Actualmente se han intentado cultivar plantas en lugares que son lo más similares a Marte en la Tierra, como el desierto de Utah, pero aun así es imposible emular la concentración de sustancias tóxicas para los humanos que tiene el suelo de Marte y que de momento impedirían cultivar alimentos en su superficie.
Para prosperar las plantas necesitan un suelo rico en carbono y nitrógeno, así como agua y dióxido de carbono, elementos que los humanos desechamos de alguna manera, de modo que se podría desarrollar un sistema que recircule estos elementos, en lo que se conoce como sistema de soporte vital bio-regenerativo.
Además, la evidencia científica con la que se cuenta hasta ahora, que no es mucha, indica que comer alimentos frescos tiene un gran efecto psicológico en los astronautas, que les permite superar la “fatiga alimentaria” y aferrarse a algo familiar, lo que será clave en las duraciones espaciales de larga duración.
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