
En muchos países del mundo, México incluido, está ocurriendo un fenómeno interesante: una gran cantidad de tractores agrícolas tiene varias décadas en funcionamiento y no parece que los quieran jubilar. Analizar este asunto es muy importante para el desarrollo agrícola, pues las razones dan para un buen análisis.
Llevo tiempo dado seguimiento a este asunto, el cual no es exclusivo de Latinoamérica, ya que en España tienen el mismo problema, y seguramente otros países europeos necesiten resolver el mismo asunto. Algunos lo están intentando al prohibir maquinaria agrícola con más de 30 años de servicio.
Lo primero, la seguridad
No hay datos que indiquen con exactitud el número de accidentes con tractores viejos, pero algunos indicios indican que se trata de un problema a tener en cuenta. De hecho podría tratarse de uno de los principales factores de muerte en el campo, pero es un problema que aún permanece en silencio.
El detalle es que estos accidentes suelen ocurrir en zonas rurales, donde el acceso a servicios médico es más limitado, ocurriendo inclusive que algunos accidentes ni siquiera se reportan, lo que es un impedimento para llevar una estadística clara al respecto. Y el problema persistirá mucho tiempo más.
Ahora bien, el problema es que los tractores que se construyeron y vendieron hace varias décadas no contaban con todos los elementos de seguridad que sí tienen los tractores más modernos. La pregunta es: ¿por qué los agricultores siguen trabajando el campo con tractores obsoletos?
Algunos datos al respecto
En 2011 había 238,830 tractores en México, de los cuales el 54 % ya había rebasado su vida útil. No he encontrado estadísticas más actualizadas, pero la situación no debe haber cambiado mucho. Cabe mencionar que 1991 fue el año con el mayor número de tractores en México, con 317,313 unidades en servicio.
Según estos datos, en el campo mexicano podrían existir más de 100,000 tractores que no cuenten con las medidas de seguridad necesarias en caso de accidente, especialmente la barra antivuelcos, un elemento que puede salvar la vida en caso de volcadura, y que ya es obligatoria en los tractores modernos.
Razones de mucho peso
Dentro de las principales razones por las que se mantienen en campo muchas unidades que ya se podrían considerar obsoletas destaca el tema de los precios. Comprar un tractor nuevo requiere de una inversión mínima de 300,000 pesos, algo que la gran mayoría de agricultores no se puede permitir.
Todos los agricultores que no pueden comprar un tractor nuevo tienen que recurrir a la compra venta de maquinaria de segunda mano, cuyos precios resultan más accesibles para ellos. Y aquí es donde entra la posible obsolescencia de los tractores viejos, la cual no es tanto problema.
Resulta que muchos agricultores aún prefieren hacerse con tractores viejos que con tractores nuevos, y más allá del precio, también influye el hecho de que los tractores de hace algunas décadas son mucho más sencillos de arreglar que los tractores modernos, lo que disminuye costos de mantenimiento.
Esto resulta totalmente comprensible, pues los tractores modernos están llenos de sistemas electrónicos, cuyo arreglo solo se puede hacer en los talleres de las empresas que los venden, porque requieren personal y equipo altamente especializado. El detalle es que esto eleva mucho los costos de reparaciones.
En cambio, los tractores viejos, al ser mayoritariamente mecánicos, pueden repararse en campo, inclusive por los mismos agricultores o sus trabajadores, lo que sin duda representa un ahorro significativo en mantenimiento. Y hay que considerar que estos tractores son completamente funcionales, lo que no es de extrañar, pues son vehículos totalmente diseñados para el trabajo duro.
Más información:
Recibe cada lunes las noticias agrícolas más relevantes