
Investigadores estiman que alrededor del 75% de las tierras agrícolas en México tienen algún grado de degradación debido al uso intensivo de fertilizantes, un problema que proviene desde la Revolución Verde, ocurrida entre 1960 y 1980.
El mayor problema de la degradación de lo suelos agrícolas es la pérdida del fósforo, el elemento esencial para el desarrollo de las plantas que, debido a su poca movilidad en el suelo, es el más difícil de conseguir por las raíces de las plantas.
Los investigadores detrás de esta aseveración son los académicos Gerardo Noriega Altamirano y Enrique Rico Arzate, de la Universidad Autónoma Chapingo y del Instituto Politécnico Nacional, respectivamente, quienes trabajan en la restauración de los suelos agrícolas.
Ambos académicos están impulsando la agricultura sustentable, el uso de composta y la aplicación de bacterias para aprovechar el fósforo del suelo. Su objetivo es que los suelos agrícolas vuelvan a tener un equilibrio para producir alimentos sanos y de calidad para alimentar a la población.
El trabajo que estos académicos están realizando ocurre en el estado de Michoacán, donde 59% de la tierra cultivable presenta acidez del suelo, 49% presenta bajos a medios niveles de materia orgánica y el 65% de los suelos son susceptibles la compactación.
Su Programa Agricultura Sustentable comenzó hace tres años, siendo la base el reconocer al suelo con un recurso estratégico para la producción de alimentos, la conservación de la microbiología, la captura de carbono y la recarga de los mantos acuíferos.
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