
Para que un cultivo produzca lo necesario hay que aplicarle fertilizantes, insumos que nos ayudan a incrementar la producción de alimentos, pero que tienen serias repercusiones cuando no se utilizan correctamente, siendo el mayor problema de todos, la degradación de los suelos a largo plazo.
De hecho, se estima que actualmente un tercio de los suelos agrícolas del mundo están, de moderadamente degradados a altamente degradados, razón por la cual el uso de alternativas más sustentables es una necesidad innegable y urgente. En este sentido el uso de bacterias es una de las principales opciones.
Las bacterias del suelo no están ahí por casualidad, sino que se han adaptado a vivir en equilibrio con las plantas. Muchas bacterias consumen los exudados de las raíces y a cambio ayudan a las plantas a tomar nutrientes del suelo, e inclusive algunas aportan hormonas vegetales que ellas mismas producen.
El uso de fertilizantes bacterianos está siendo probado en fresa en la región de Andalucía, España. Lo que se busca es revisar los efectos benéficos de la aplicación de bacterias, para lo cual las pruebas se están haciendo en cultivos que tienen una reducción de 30% en el uso de fertilizantes y plaguicidas.