Las frutas y verduras tienen un papel importante en la nutrición humana y la seguridad alimentaria, dos cuestiones que inciden directamente en la salud de la población mundial, y se necesita hacer conciencia sobre su importancia en especial para disminuir la pérdida y el desperdicio de alimentos.
Principales oportunidades
Según el director general de la FAO, QU Dongyu, la crisis sanitaria mundial que estamos afrontando es una gran oportunidad para promover dietas saludables que permitan fortalecer nuestros sistemas inmunitarios, así como promover la producción de alimentos saludables y sostenibles mediante la innovación y la tecnología.
Además, otro de los objetivos de esta iniciativa es destacar las funciones que desempeñan las tecnologías digitales para mejorar la nutrición a nivel mundial, así como para aumentar las oportunidades de comercialización de los productores, dos grandes desafíos de las cadenas agroalimentarias actuales.
Presentación de la FAO
El Año Internacional de las Frutas y Verduras (AIFV) fue presentado de manera oficial el 15 de diciembre de 2020, a través de un evento digital, que se ha reforzado con la publicación de un documento para destacar los beneficios del consumo de frutas y verduras, además, se analizan diversos aspectos sobre este sector.
Uno de los datos clave que se mencionan es que, como parte de una dieta saludable, las frutas y verduras pueden ayudar a reducir los factores de riesgo de enfermedades no transmisibles, como el sobrepeso y la obesidad, inflamaciones crónicas, hipertensión y colesterol alto, para lo cual se recomienda un consumo de 400 gramos al día.
Cuidar los alimentos producidos
Durante el evento se señaló que la pérdida y el desperdicio de alimentos en el sector de las frutas y verduras sigue siendo un problema de grandes dimensiones, con consecuencias considerables que nos afectan a todos, por lo que es necesaria la implementación de nuevas tecnologías y enfoques innovadores.
Los datos de la FAO nos indican que, en los países en desarrollo, hasta 50% de las frutas y verduras producidas se pierden a lo largo de la cadena de suministro, en decir, entre la cosecha y el consumo, por lo que cualquier impacto positivo en la reducción de este porcentaje tendrá consecuencias positivas a nivel social, económico y ambiental.
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